
Lealtad
miércoles, 29 de mayo de 2013

DEFINICIÓN DE LEALTAD
La lealtad es el cumplimiento de aquello que exigen las leyes de la fidelidad y el honor. Según ciertas convenciones, una persona de bien debe ser leal a los demás, a ciertas instituciones y organizaciones (como la empresa para la cual trabaja) y a su nación.
La lealtad es una virtud que se desarrolla en la conciencia y que implica cumplir con un compromiso aun frente a circunstancias cambiantes o adversas. Se trata de una obligación que uno tiene para con el prójimo. Por ejemplo: “El ayudante técnico mostró su lealtad al entrenador despedido y dejó su cargo”.
Lo contrario de la lealtad es la traición, que supone la violación de un compromiso expreso o tácito. El caso más comúnmente citado es la infidelidad en una relación de pareja: no ser leal a esa persona con la cual se estableció un lazo sentimental es considerado una traición.
Los trabajadores, por otra parte, deben mostrar lealtad a su empresa; en algunos casos, se firman contratos de confidencialidad, que exigen a los empleados la absoluta reserva con respecto a las actividades que realiza en su horario de trabajo, sea que se trate de ideas, nombres de productos o decisiones de la compañía, tales como una estrategia de mercado.
En algunos países, existe una ceremonia mediante la cual los ciudadanos expresan su compromiso y su fidelidad a su patria, que se conoce con el nombre de “jura de la bandera“.
Se habla de lealtad, además, para hacer referencia a la gratitud, compañerismo y amor que algunos animales son capaces de mostrar a las personas. El perro y el caballo suelen ser mencionados como animales leales, capaces de arriesgar sus propias vidas para salvar a sus familiares humanos. Con respecto a esta visión en particular, es necesario hacer ciertas aclaraciones.
Si la lealtad realmente consiste en aceptar torturas por no poder o querer separarse de otro ser vivo, entonces se trata de un término retorcido y siniestro. Detrás de algunos perros de raza pequeña que lucen lazos que no escogieron, que van más seguido a la peluquería que muchas de las personas que conocen, y que curiosamente ladran a todo animal que se cruza en su camino, hay un ser vivo colmado de estrés y de frustraciones, un individuo forzado a vivir encerrado entre cuatro paredes, con tutores que le enseñan a despreciar aquello que debería amar: la libertad y la naturaleza.
Resulta difícil precisar lo que los animales sienten por nosotros, ya que estamos sujetos a nuestra percepción de sus actos y de sus muestras de afecto; pero seguramente la realidad antes señalada se debe a su capacidad de tolerar y de perdonar, de dar nuevas oportunidades a los demás, uno de los tantos puntos en los que nos superan ampliamente como especie. Esto no significa que no sean leales; por el contrario, se trata de un intento por demostrar que su lazo con nosotros es mucho más complejo y profundo que un contrato vitalicio.
La lealtad entre personas y animales ha sido protagonista de muchas de las obras literatura más importantes de la historia, algunas de las cuales han sido llevadas a la gran pantalla. Dos ejemplos ampliamente conocidos son “Colmillo blanco” y “Azabache”
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